Washington en Flor …
Los tulipanes se vienen en amarillo sobre una cuna de pensamientos “demorados” que nacen de prisa.
La primavera está en flor. Los abrigos están desabrochados y las piernas al aire.
Los cerezos otrora un obsequio de Japón…. Ya son una especie “endémica”.
Su explosión de exuberancia es delicadamente generosa. Los vi en blanco, lila y rosa. Duran poco, pero vuelven temporada tras temporada para el Festival que los acoge.
La ciudad es elegante en sus proporciones, inolvidable en sus monumentos.
En los edificios públicos la antigüedad se incrusta en la modernidad .El pasado es prólogo.
Hay mucho de victoriano en las cornisas y la simbología adosada a las fachadas.
La piedra se impone. Es la mejor aliada para recibir a la eternidad.
La modernidad deambula en esculturas de colores vívidos, polyester y fibra a lo largo de avenidas.
Abundan los tonos calizos y las plazas con remembranzas.
Las avenidas son anchas. Se privilegia al peatón y al ciclista.
La ciudad es multiétnica. Lo degusté en su gastronomía, en su fisonomía.
Abundan los bares oscuros, con escenas de caza. Lámparas retorcidas. Un concepto colonial de la elegancia.
Los comensales se inclinan por las ostras y mariscos… muchas salsas, mucho hielo y poco mar.
Mi mirada” latidinosa “se aloja en los pómulos de Asia, y se escurre ante labios generosos que achican los ojos.
No hay derecho a réplica, aun cuando suspire por él.
La aproximación hasta la Casa Blanca es inverosímil. Uno llega a pocos cientos de metros del lugar “más custodiado” de la tierra.
Los Anillos de Seguridad son invisibles. Hasta deslicé mi cámara más allá de la reja para un “close up”. Me imagino que ya cuentan con mi ADN.
Solo las ardillas hacen de las suyas, burlando cualquier obstáculo. También hacen vida los grupos pacifistas que acampan en el lugar; en vigilia; desde hace varias generaciones.
Entre la Casa Blanca y el Capitolio la libertad está presente en espacios abiertos, llenos de pisadas que van y vienen. Cometas al viento se cruzan con la luna.
El General Grant; Líder victorioso de la Unión; en la Guerra de Secesión; antecede el Capitolio.
El obelisco de Washington se incrusta en un cielo surcado de estelas aladas … una de ellas marcará mi partida, y otra mi ansiado regreso.
No hubo tiempo para Lincoln, Jefferson, Roosevelt, los “Veteranos” y los Museos. Ellos son residentes, YO volveré.
Vine como anfitrión de un grupo de distinguidos coterráneos al Foro Latinoamericano para Líderes del Sector Público,
interesados en conocer como la tecnología puede transformar la sociedad para que TODOS tengamos un mejor vivir.
Escuchar las experiencias enriquece, vivir una semana en el primer mundo motiva, inspira. ¿Es perfecto? NO, y nosotros? TAMPOCO.
Vivimos una semana colmados de “envisionamiento”; atenciones y comodidades que nos recuerdan cuan privilegiados somos.
Tenemos un compromiso de retribuir de por VIDA. De ser inclusivos. Movámonos…hacia ADELANTE. Hacia el Progreso
gAt
