La Boca de La Laguna

Pescadores catatónicos en la Boca de La Laguna esperan lisas y lebranches.

Su anzuelo es su aguda mirada y el tirar certero de la red.

Estoy frente al mar.

La brisa es el horizonte.

Fluye sin parar meciendo todos mis sentidos.

El alcatraz vuela al ras.

Sus alas recogen la humedad salina, sus ojos el azul del aire y su próximo alimento.

Una mariposa amarilla vuela solitaria mar adentro, errática, contracorriente.

Su osadía le puede salir cara. Si desfallece se ahogara sin remedio, sin auxilio.

A lo cerca el batir de las olas con su rugido antes de morir en la orilla.

Su último suspiro es espuma blanca sin mancha, que se desparrama y vuelve al mar.

Estoy dentro del vaivén, sin resistencia, dejándome llevar por el disfrute. A veces tibio, otras frío.

Alerta para evitar sus cachetadas, y no poner la otra mejilla.

Su lecho está lleno de imperceptibles moluscos encerrados en su oscuro y hermético mundo, a pesar de que el sol brilla para todos.

Estoy frente a la noche.

Cielo y Tierra se confunden. Me orienta el soplar del mar.

Lo siento, lo oigo, lo aspiro, pero no lo veo.

De nuevo la brisa…creando un torbellino en el túnel de mis pensamientos.

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