La Primavera del Patriarca en el Recoveco de Galipán

Mi Padre siempre ha tenido una predilección por Galipán. La majestuosidad de la vista, el infinito del mar, la neblina subiendo, la temperatura bajando y los sonidos de la naturaleza.

Que mejor ocasión que las 82 primaveras del Patriarca para adentrarnos al “Recoveco” de Galipán (1).

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Quisimos que el telón de fondo y frente estuviera animado por una excelente atención y una comida a la par. Gente confiable nos referenció un oasis dentro del cerro capital. Es un menú de degustación impecablemente anunciado con un protocolo que abre el apetito. Con frecuencia se referencia orgullosamente algún fruto del huerto que integra la receta. En esta ocasión fueron 10 “platillos” que se dejaron colar por varias horas. En ningún momento sentí saciedad, ni hambre tampoco. La presentación era una obra de arte, pero ni por un momento dudé en engullirla.

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La decoración es armónica, rústica y gustosa. Hay detalles originales que me hicieron guiños. Por ejemplo las piedras de molino sostenidas por guayas (siempre han sido una fijación. Actualmente tengo dos en comodato en casa de mis padres. El origen de las mismas es una historia per se). Muebles de madera noble suavizados con telas grumosas y coloridas, ventanales imponentes, troncos y puertas “coloniales” fusionadas en paredes naranjas, pisos de piedra y flores a rabiar; incluyendo la impresionante hoja negra del ocumo. El tiempo permitió que la degustación fuera en la terraza, entre paredes de viento y una sensación de suspensión glorificante. Si las condiciones arrecian hay salones resguardados por cuadros modernos y cálidos, un piso de terracota y una mesa servida a lo mantuano.

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Tienen una bodega de vinos que es una atracción turística. Aun cuando lleven su propia selección, vale la pena encerrarse entre sus paredes, posarse sobre su piso de tierra y granos aprisionados, apreciar la buena geometría y selección de botellas y tabacos.

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Salivo ante los recuerdos: aceitunas griegas: kalamatas y verdes con pan árabe tostado con incrustaciones de orégano, gazpacho encopado con bruschetta de hojuelas crispantes de jamón serrano, crema de zanahoria con ralladura de chocolate servido con una piedra caliente zambullida para avivar la fragancia del cacao, triple perla con guisantes glaseados al vino blanco, langostino en cesta de tostón, medialuna de pasta con salsa de queso y pimentón, salmón a tres cocciones con puré de brócoli, pabellón margariteño ensamblado como un faro, sorbete de mora para prepararnos para el ossobuco con ñoquis, y el magret de pato. El postre se anunciaba exótico y supo IDEM: helado de romero; del huerto por supuesto.

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El dueño no solo está presente y circulante, sino que además funge como Chef Director. Su nombre: Héctor Pádula; un médico en ejercicio que decidió tomarse en serio su afición por la buena atención. Como si fuera poco lo acompaña José Nicolás Guglielmelli como Chef Ejecutivo. Solo pudimos verlo a través de los cristales de su encierro, que delatan la armónica cocción y ensamble de platillos.

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La silueta del Picacho recoge las luces del atardecer. La bandera de El Avila ondea tricolor. Las nubes se compactan, se acolchan y se aquietan. Mientras esperamos el transporte, me horizontalizo en una tumbadora de madera y me cobijo con una frazada rústica ante el frío arropante. Recuerdo lo reciente que ya se aloja IMPERDIBLE en el recoveco de mi mente.

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Es inevitable no cerrar los ojos y llenarse de más de cinco décadas de recuerdos al lado del Patriarca y la Matriarca. Agradecimiento Eterno por haberlos podido disfrutar y retribuir a plenitud.

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 Datos:

  1. El restaurant Recoveco se encuentra en Galipán, aproximadamente a 40 minutos de Caracas (saliendo de Cotiza). Luego de llegar a la intersección de Boca de Tigre se sigue bajando hacia La Guaira, y un poquito después de Hacienda Vieja se encuentra el camino empedrado que les da la bienvenida. No se confíen, está bastante alto y el frío y la brisa se hacen presentes. Lleven abrigo.
  2. Reservaciones: 0424 1446572    0426 1319786   informacion@recoveco.com.ve
  3. Pueden llevar su bebida y el restaurant les cobra el descorche.
  4. Para llegar a Recoveco recomiendo utilizar un servicio de transporte privado de galipaneros facilitado por el mismo restaurant, que puede recogerlos en El Hotel Ávila (San Bernardino). De esta manera se podrá acompañar sin restricciones la comida de un buen maridaje.
  5. Tienen una cabañita poco promocionada, y ampliarán la oferta. Hay que preguntar.