Descenso desde El Naiguatá …una historia de coraje y solidaridad.

Este relato comienza de bajada … con una historia de coraje y solidaridad, donde hombres y mujeres le quitaron el protagonismo a la montaña.
Luego de un ascenso sostenido por las picas de Galindo (ruta desde Terrazas del Ávila), llegamos en poco mas de 5 horas al Pico Naiguatá.
El techo aprisionante de nubes era a la vez una bendición y una amenaza.
Los aguaceros de la noche atentaban contra nuestra tracción, duplicando el esfuerzo y poniendo a prueba nuestra resistencia.
Al entrar al tupido bosque la vegetación nos saludó con estridentes espinas y suaves gotas de rocío que se deslizaban por el terciopelo de las hojas. Todo desprendía un frío olor colmado de pureza.

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CUMBRE: Nuestra “capritANA”(1) usó exitosamente sus influencias como hija predilecta de la montaña para que el cielo se abriera y pudiéramos observar la ciudad desde la cruz. Un espectáculo fugaz, pero inolvidable.

 

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A la 1:30 recogimos los aperos y comenzamos el descenso para asegurar la compañía de la luz.
No había transcurrido ni media hora cuando un grito de dolor, acompañado por un eco de los lamentos de la columna de caminantes nos anunció un accidente. Marisol (mi amiga de pisadas) había sufrido múltiples fracturas en un pié luego de quedarse atrapado en una hendidura de roca.

El grupo pasó de inmediato a la acción a fin de reencontrarnos con la civilización, alejarnos de las inclemencias y conseguir tratamiento médico.
Mientras unos nos encargamos de las telecomunicaciones; buscando ayuda de los grupos de rescate; los médicos que nos acompañaban inmovilizaron el pie de manera poco ortodoxa pero efectivísima. Un paraguas vendado sirvió de tablilla. La “infantería” aceleró el paso para encontrarse y azuzar al grupo de rescate. Los “caballos” se encargaron de montarse a Marisol en los hombros, mientras que los “porteadores” llevaban los morrales y el “lazarillo” buscaba la pisada más segura entre pendientes y resbalones; y apartaba las ramas para evitar un enganche indeseado de la preciada “carga”.
A pesar del intenso dolor, Marisol nunca perdió ni el control ni su característico buen humor. Puro coraje, tatuado en cada una de sus fibras. Los “caballos” se la rotaban cada pocos pasos. Y así … transcurrieron tres horas hasta que nos conseguimos con la vanguardia del grupo de rescate: muchachos con una tonelada de mística, gran profesionalismo y una mochila de experiencias. Los veteranos dirigían la operación por radio desde la base. Posteriormente llegó la camilla de campaña.
El grupo de rescate era heterogéneo en su origen ( INPARQUES, CATUCHE, y CARACAS ); y homogéneo en su voluntad de ayudar. Cada uno traía su historia .
Uno de los muchachos trataba con desesperación de comunicarse con su novia. Nunca le duran más de tres meses y ya estaba en el límite. La queja de siempre: ¿Por qué buscar cuerpos extraviados en el cerro, en vez de acudir a un cuerpo tibiecito que te espera en la ciudad? Otro mencionaba la incomprensión de la madre que no entiende tanto sacrificio voluntario que pone en riesgo el trabajo remunerado. Otro cumplía años a las 11 de la noche, y la torta se había quedado esperándolo. Fue realmente conmovedor un coro de cumpleaños feliz, cubierto por la negrura del bosque y los reflectores de las linternas. Partimos un chocolate en mil pedazos que supieron a una tonelada de gloria.
Finalmente Marisol fue asegurada en la camilla, cubierta con mantas térmicas, una férula inflable para aislarla de los vaivenes del camino, unos lentes para protegerla del ramaje. ¡¡Qué bien preparados están nuestros muchachos !!

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A las 12:30AM llegamos en procesión al Puesto de Guardaparques de La Julia ( El Marqués ) donde nos esperaba la ambulancia que trasladó a Marisol a la clínica.
No se imaginan cuanto nos costó separarnos, pero nuestras almas permanecerán fusionadas en esta pasión compartida.
Ya Marisol se recupera, y aún cuando no podrá pisar tierra por dos meses sus sueños permanecen intactos: seguir viviendo caminos.
En la clínica, lo único que pidió fue una habitación con vista a El Avila.

gAt

NOTAS:
(1): Capritana: Palabra compuesta, que indica la fusión de la fortaleza de una cabra y el don de mando de la líder del Grupo: Ana Isabel Daluz ( Centro Excursionista Caracas ).
(2): El grupo estuvo conformado por 11 caminantes: María Isea (médico), Andreína Tamayo (Infantería), Marisol Rivero, Ana Isabel Daluz (Capritana e Infantería ), Fernando ( Médico y Lazarillo ), Jorge ( Caballo ), Manolo “LITO” ( Caballo ), Felipe Perez ( Caballo ), Joao ( Abrecaminos ), David ( Porteador ) y Gerardo Antoni ( Telecomunicaciones ).