Yurubi … y sus ninfas
Partimos temprano desde 350 msnm, entre árboles frondosos que nunca dejaron de brindarnos sombra; y remontamos más allá de los 1000 msnm. El Parque “Leonor de Bernabó” fue Punto de Encuentro.
Teníamos meses sin reencontrarnos. De nuevo los rostros de Bejuma, Turmero, San Felipe, y algunos otros.
Fuimos más de 65, llegamos casi todos. Es senderismo…la selva no da tregua, hay que abrirse paso a machete… solo los lugareños y experimentados pueden asumirlo. Nosotros somos meros seguidores.
No basta la voluntad, hay que tener el entrenamiento para que el disfrute sea el camino y no el destino.
Desde el umbral la Naturaleza invade: Urape o Cacho de Vaca para bajar el azúcar, Indio Desnudo … El Chaman del Bosque: se le atribuyen propiedades mágicas, Caracaro ( inmenso parece tronco de ceiba ), el imponente Castaño, Jabillos llenos de epidermis filosa, Bambusales, los bejucos trenzados; también denominados “Escaleras de duendes”.
Las mujeres abrazan a los troncos robustos aferradas a las creencias populares para conseguir pareja perdurable. ¿Y Nosotros? … Esquivos.
Arrancamos por el sendero El Playón. Nos guío Esteban, Guardaparque por más de 35 años y oriundo de estas montañas.
Nació en una Finca de Café ( Hacienda El Isleño) antes de que la montaña fuera decretada Parque Nacional.
Aún quedan vestigios de la maquinaria para procesar el café. Su madre sigue viviendo en la montaña. Su hijo de 15 años es parte de la comitiva.
Corre descalzo con paso seguro entre roca y charcos de río. El Padre hace lo propio con Botas de caucho y machete en mano.
La montaña alberga abundante fauna. Los refugios y campamentos de cazadores lo atestiguan.
Hay abundancia de báquiros y hasta Dantas. Pasamos por su “charco”.
Los ojos de los expertos descubrieron huellas más allá de nuestro sendero. Son garras de tres uñas.
Los especuladores señalaron que detrás está un cunaguaro. Sobre un tronco también se observan marcas profundas. ¿Acaso alguien se estaba afilando?
Aun cuando lo abundante en nuestro caso fueron los “congorochos” y las “guácaras” fosilizándose bajo su puente, tuvimos la fortuna de toparnos a un pequeño puercoespín en la copa de un árbol.
Las cuestas no se hicieron parar, no mojaban pero nos empaparon. Pusieron a prueba las condiciones. La bajada empinada, maltratante y prolongada. Puso a prueba nuestra resistencia.
Las hormigas” barrabas” y otras congéneres hicieron de las suyas defendiendo su territorio a mandíbula batiente La orquesta también incluyo una plaga tenaz que se burlaba del repelente.
La flora también dejó su rastro a través de la “espinosa” macanilla (familia de las palmeras con un tronco sembrado de largas espinas).
El agua escasea. La sed abunda. La sabiduría popular viene en auxilio. Tomé agua de un bejuco. Basta cortarlo para que fluya. Técnica de supervivencia aprendida de los lugareños.
Han pasado muchas horas pero no suficiente. El bosque huele a linimento, los músculos son calambre, el equilibrio flaquea, la plaga nos trata como la “Ultima Cena».
Hay episodios de pánico ante la incapacidad de asumir la pendiente en descenso. El suelo no ayuda. Es resbaladizo, se desmorona. Ya no queda sudor, solo voluntad.
El final fue lo mejor … llegamos al Río Cocorote. Su frío caudal y sus piedras de contención fueron un spa natural. La ropa no fue estorbo.
Dos ninfas yaracuyanas me acompañaron en estos placeres húmedos. Hubiera podido pasar el resto de la vida en esta animación mitológica.
Aun nos restaba un rato más acompañando al río para reencontrarnos con los Rústicos de InParques quienes gentilmente nos transportaron al Punto de Partida donde nos esperaba una suculenta comida de nuestros consecuentes anfitriones de Cocorote. Sopa gustosísima, asado negro, arepa, ensalada criolla, cóctel de frutas…. Y de postre torta de piña.
El descanso fue reparador en el Hotel Yurubí, para seguir conectado con la montaña que me dio cobijo.
Partí temprano, no sin antes visitar la Catedral de San Felipe. Una imponente arquitectura para todos los tiempos. No basta contemplarla a la distancia, hay que internarse en sus vitrales.
En el camino me reconforte con el Desayuno del Guerrero… la Fuerzas están repuestas, las GANAS … intactas.
gAt
DATOS:
El Parque Nacional Yurubí esta ubicado al norte de la ciudad de San Felipe, en el estado Yaracuy. El sector forma parte de las estribaciones de la Sierra de Aroa.
La extensión de este parque es de 23.670 hectáreas.
Yurubí fue el quinto parque nacional decretado en el país, el 18 de marzo de 1960.
El parque recreacional “Leonor de Bernabó” abre sus puertas de martes a domingo de 8:00 a.m. a 4:30 p.m. y cuenta con kioskos de descanso, puestos para hacer parrillas, caminos y guías para el excursionismo, entre otros.