Al encuentro del Angel…Visita a Canaima
Justo al sur del Orinoco, sobre una terraza descubierta contemplamos la inmensidad de “Angostura” sobre el imponente río.
La primera parada es en la histórica y ribereña Ciudad Bolívar… Nos alojamos en la Posada Casa Grande (1),atendida por Edgar, un caraqueño efectivo y amable con escuela alemana.
Lugar acogedor repleto de buen gusto y detalles. A distancia a pie se encuentra el empedrado casco colonial: la Catedral, la Casa del Congreso y todo lo demás.
En pocas horas volaremos hacia Canaima; palabra de origen pemón con significado mitológico que nos remonta al más allá.
Abordamos la avioneta de RUTACA, conducida por Marcos García, un capitán “veguero” forjado en los campos de Calabozo como piloto del agro.
Simpatía a todo dar que inspira confianza. El “tour” se inicia desde el aire.
Sobrevolamos el Cerro El Mono, una mole granítica, así como las terrazas férreas del Cerro Bolívar…en merecido descanso.
La Gran Sabana se percibe como una planicie acolchada con bultos rocosos, surcada permanentemente por hilos de agua… La densidad vegetal delata los charcos.
A los 45 minutos la roca se descorre para darle paso al Guri. Su arteria es el Río Paragua, afluente del Caroní.
Sus aguas sumergieron al El Pao que migró “Nuevo” un poco mas adelante. En sequía emerge la cruz de su iglesia recordándonos su presencia.
El agua es masa tornasol, añil a la distancia, oscura en la cercanía. Parece que no fluye; pero se crispa por la brisa y refleja un sol inclemente.
Ya han transcurrido 1Hr. y 10 minutos desde el despegue. Entramos a la selva…aparecen los tepuyes; palabra de origen indígena (“topu”) que quiere decir montaña.
Hasta un pasado reciente fueron temidos por los pemones, por ser morada de espíritus.
“Oficialmente” se erigen entre 1000 y 3000 msnm, y se caracterizan por ser mesetas abruptas, de paredes planas; típicas de la Gran Sabana.
Ya estamos sobre Canaima, la laguna bordeada de playas y alimentada torrencialmente por el Río Carrao y sus saltos: Hacha, Wadaima, Golondrina y Ucaima (“Chupar” y/o“Succión” en pemón).
En la cercanía se divisan diversos tepuyes: Nonoi(La Vieja), Kurun(Zamuro), Kusary (Venado), Topochi(Tapara) y Kurabaina (tira de la cerbatana).
Los significados criollos de la denominación pemón, dependen del interlocutor. En mi caso son versión de mi guía.
Seguimos hacia El Salto Angel…hay que aprovechar el despeje. Son solo 15 minutos adicionales que valen una vida.
Existe un velo pero de nubes cómplices.
En el trayecto seguimos al Río Carrao, pasamos por la isla de La Orquídea, nos desviamos en el curso del Churun y finalmente el AuyanTepui: la Montaña del Diablo (en pemón) con su Salto Angel; denominado en honor a su descubridoren 1933 ante el mundo occidental: Jimmie Angel.
El Salto es el más alto del mundo, y se erige 979 metros (con una una caída de agua de 807 metros).
El Auyantepui tiene una superficie de 700 km2, y una extensión de 50 km. Su punto más alto está a 2620 msnm.
Un sobrevuelo de cortesía, por parte de Marco nos permite divisar el sitio donde se atascó la avioneta de Jimmy en 1937 durante un aterrizaje, aproximadamente a 7km de El Salto.
Es una réplica. La original se encuentra en Ciudad Bolívar, luego de ser rescatada muchos años después.
Jimmy era un aviador estadounidense; buscador de El Dorado (yacimientos auríferos).
Ya volvimos a Canaima, para hospedarnos en el Campamento de Venetur. Vista panorámica de La laguna, y excelente mantenimiento y atención.
No hay tiempo para el descanso. Nuestro guía es “Francesco”; un pemón “kamarakoto” (también existen las ramas “arekunas” y “taurepan”) de padre italiano, quien nos lleva al Salto de El Sapo.
Es una oportunidad única de cruzar una caída de agua desde atrás y poder estar en un “spa” natural con masajes que se precipitan desde la cascada.
La laguna de Canaima es color té, al igual que los ríos de la zona. Se percibe oxidada en la orilla y ámbar a trasluz.
El color es debido al tanino, substancia orgánica producto de la descomposición vegetal.
Su espuma es jabón natural (producto del aceite vegetal).
No existe mucha vida animal, por de la acidez del agua. El aimara (pez voraz) es parte de su riqueza.
Ya amanece. Procedemos a embarcarnos en la curiara con chinos, franceses, españoles y otros venezolanos, buscando remontar el Carrao y el Churun, para acercarnos al “Angel”.
Es imposible no mojarse. La estela parte desde la proa y empapa hasta la popa. Son casi cuatro horas de travesía donde todo se achata hasta el entumecimiento.
Luego de los primeros 20 minutos, hay que seguir a pie por 20 minutos de sabana ardiente; mientras el capitán y su centinela asumen solos el riesgo de cruzar los rápidos..más rápidos.
Se requiere mucha experticia para remontar el río sin atasco. El fondo es poco profundo y rocoso.
La vegetación, el agua y las rocas lo dominan todo. Se ven muy pocas flores. Hay abundancia de bromelias pero en verde.
Luego de horas navegando con la mirada anclada en la orilla sin derecho a réplica; creo haber visto una nutria esquiva; o al menos un pelaje oscuro, así como aves que mimetizan con el río.
Finalmente El Angel. Cautivador, hipnótico y melodioso. El telón de fondo rocoso está veteado por un arcoíris de marrones, naranjas, plata, y rosa; con incrustaciones vegetales.
Ya estamos en el campamento base. Las ansias no se contienen. Aún nos resta casi una hora por un sendero de rocas, raíces y cuestas que nos llevará a El Mirador Salto Angel.
¡¡Llegamos!!. El agua se precipita por un chorrerón primario. Es víctima de la altura. A menos de la mitad del recorrido se pulveriza en llovizna que se esparce a la redonda convirtiéndose en nuestra atmósfera.
El anuncio de la oscuridad de la selva no es buena consejera.
Emprendemos un regreso nostálgico al campamento base.
Es hora de descansar. Contamos con hamacas y par de frazadas La temperatura en la noche baja considerablemente.
La cena sabe a gloria. Pollo en vara, con arroz y ensalada. Ya amanece. Me despido agradecido, en un regreso más corto a favor de la corriente y en contra de los deseos.
En esta oportunidad, el viaje a la superficie más añeja del planeta respondió a un Evento ÚNICO e IRREPETIBLE; los 80 años del Patriarca: Mí Padre. Lo cual también coincidió con el Día de la Madre, el afecto INCOLUME más antiguo que conozco. Los hermanos migratorios acudieron al llamado de su génesis: La Tierra y el espíritu.
Volé al lado de El Angel, y surqué sus aguas. Solo me resta dejar mi huella en la cima del Tepuy que lo ve nacer y renacer por los siglos de los siglos. AMEN.
gAt.
P (1) Posada Casa Grande Boutique Hotel , Calle Boyacá c/ Calle Venezuela