Sierra Verde, una estancia en Bejuma para celebrar la vida…y hasta el cumpleaños¡¡¡
Siempre he sido afortunado, y agradecido. Nací para vivir con intensidad y la vida me ha correspondido. Además vi la luz en feriado. Este año coroné, ya que cayó viernes. Decidimos incursionar en Hacienda Sierra Verde, una posada-spa integrada a la naturaleza en los predios de Bejuma, Estado Carabobo.
Aproximadamente 10 minutos antes de llegar al destino, nos desviamos hacia el valle de Chirgua desde la Curva de la Mona. Es un camino de 15 kilómetros de agricultura. Se pasa por el Monasterio de las Carmelitas, con monjas de claustro y a su lado la Hacienda Monte Sacro (famosa por servir de locación de varias novelas y películas. Además fue propiedad de un magnate norteamericano que la consideraba su segunda residencia.). La carretera termina al pie de una montaña que conduce al geoglifo (tallado en tierra) Rueda del Indio. Es la zona de Cariaprima. La talla tiene 32 metros de longitud y 40 centímetros de profundidad. Esta sobre una pendiente de 45 grados, lo cual facilita su visibilidad. Para divisarlo hay que preguntar, y salirse de la carretera. No hay señalización. Fue realizado por indígenas precolombinos. Según los expertos su ubicación hace pensar que este gigante enigmático indicaba a los visitantes del valle quienes eran sus habitantes (1). Ha perdido anchura y profundidad, producto de los elementos naturales; lo cual hace pensar que los indios lo mantenían, sin lo cual desaparecerá. También existen muchos petroglifos en la zona.

Cortesía de http://www.pueblosdevenezuela.com
Sierra Verde Posada-Spa tiene un origen familiar. Comenzó hace más de 30 años como un espacio para la familia, y hasta una finca para el cultivo del café gracias al maravilloso microclima de la zona. Todavía quedan vestigios. El “SPAcio” es atendido por su propio dueño: Hugo García; un bogotano amable y efectivo a más no poder. Es un bosque tupido y húmedo. La exótica flora ha surgido como autóctona. Se siente la presencia de los colibríes, libando micrófonos, bastones del emperador y riqui riquis. Existe senderismo y caminerías para todo público, y un camino que conduce a un árbol candelo o árbol del niño o cucharo (Gigantera Caribensis), la especie más alta de Venezuela, y endémica de la Cordillera de la Costa. El ejemplar disputa el récord nacional con un familiar que crece en el Parque Henry Pittier. Esta rozando los 60 metros. Tiene 8mts diámetro, y hacen falta 12 personas para rodearlo. En su base tiene huecos que nos permiten atravesarlo.
La fauna es abundante, y se siente; sobre todo en los sonidos de la noche; donde el camuflaje es total. Nutria de agua o cangrejera, puerco espín, cochino de monte, oso hormiguero, pereza, venado, lapa y el cuchicuchi (pariente de los mapaches y de hábitos nocturnos), de ojos saltones y cola larga y trepadora. Entre las aves se encuentran conotos, búhos, y varias especies de carpintero. También abundan mariposas.
Las cabañas son parte de la naturaleza. La ducha esta al aire libre, y viene de manantial. El centro piso es una piedra de Molino. Son apenas 4 hospedajes: una matrimonial con camita extra (El Chalet), una de 7 puestos (La casa de los abuelos), y cerca del área común, una de 2 habitaciones (Patio del Café) y una matrimonial con camita adicional (El Ático de Juliana). Cada cabaña, el área del comedor y el «lounge» están decorados con un gusto exquisito. Muchas reliquias mimetizadas con espacios abiertos.
La comida y el servicio es de autor, y del bueno. Solo ilustro con una mini porción del Menú, que varía día a día; incluyendo el desayuno: crema de remolacha con ramita de cebollín, asado negro, mousse de chocolate y hasta un cumpleaños a “capella”. Entre los desayunos contamos con arepas de jojoto, huevos poché (me recordaron los “huevos al plato” de mi madre), pan especiado, queso crema y mousse de aguacate.
El Spa está al pie de una poza que desciende en raudales. Supera todas las expectativas. Comenzamos con respiraciones, luego un té tonificante, exfoliación con avena y miel, inmersión y masaje de cascada, agua «cálida» para despegar el frío. Luego pasamos a la camilla, y nos entregamos de la cabeza a los pies a los masajes “esenciosos” de María Gabriela y Eva. Se los recomiendo desde el cuerpo y el alma.
La zona está llena de atractivos para los amantes de lo natural. Basta internarse desde Bejuma hacia Canoabo, Aguirre, Miranda, Urama; y si les provoca pueden desembocar en las playas de Puerto Cabello y El Palito.
Volveremos… y PRONTO, nos quedó pendiente La Rueda del Indio, La Cueva del Ermitaño y mucho más.
Datos:
Hacienda Sierra Verde Posada-Spa, www.sierraverdeposadaspa.com, carretera Camino Verde, El Dorado, Bejuma, Estado Carabobo, tlf. 0424-4682200.
Ubicación: Al llegar a Bejuma, tomar la vía que se interna hacia las montañas del Sur. Si van desde Carracas, son las que se ubican a su izquierda. A un costado de la E/S que se encuentra viniendo. diagonal a la panadería, hay un camino discreto pero bien “apisado” para todo tipo de vehículo que se interna hacia El Dorado. Se recorre la vía hasta el final. Son 3 kilómetros y no más de 15minutos. El camino termina en una cerca modesta que dá acceso a “Sierra Verde”. No hay señalización con la intención de mantener un perfil bajo.
Conectividad: La señal telefónica es precaria, sobre todo Movilnet y Digitel. Movistar funciona bastante bien. Hay algunos puntos donde se puede captar señal. No cuenten con WiFi, ni Plan de Datos. Si “aparece” es un privilegio.
Fotos de Geoglifo, cortesía de www.pueblosdevenezuela.com.
(1) Rafael Delgado, Los Petroglifos Venezolanos, Monte Avila Editores, Caracas, 1977.
Hola gAt, te copio comentarios recibidos vía email sobre esta entrada:
Las fotos, son espectaculares, se ven estupendos con ese marco verde de la naturaleza, y ese tinte amarillo se ven una gran pareja, comprometidos en su relación y en ese compartir, les felicito.
Ahora cuéntame cuando fue tu cumpleaños, es para agendarlo y tenerlo presente y llamarte. Demás está decirte que te deseo lo mejor hoy y siempre y que Dios te dé más vida para que puedas contemplar todos esos prodigios que él mismo ha creado para el gozo del hombre. Otra foto que me encanto fue magnitud del árbol y tú contemplando su grandeza. Ojo todas me gustaron, la talla del caballo, la del gallo multicolor, la idea del placer de un masaje en eso entorno natural, guaooooooo, que divino. Qué grande es la naturaleza y la bendición que Dios nos da para disfrutarla.
Un abrazo felino….Cariños.
Gerardo excelente, que buen dato, nada más de verlo entusiasma!
Gracias por compartirlo!
Literalmente Espectacular!
Gracias por compartir tan agradable experiencia,
Saludos!
Amigo, wow!!! Feliz celebración y feliz cumple!!! Bellos recorridos y conexión con la naturaleza de nuestra Tierra de Gracia!!. Besos gAt!!.
Qué lindo Mr. Gerard de verdad que con su afán y cariño por nuestro país uno se re-enamora de nuestra tierra así sea por pocos segundos. No deje nunca de escribir!
Como siempre, un muy completo reportaje, vivido por ti al máximo. ¡Increíbles los variados atractivos! El sitio suena como un verdadero hallazgo. ¡Muy ilustrativas, gratas las fotos, que vi más de una vez. Me imagino que esa foto de ti con las dos chicas del spa/masajes fue tomada por la siempre alerta Soraya.
No dudo que unos cuantos lectores se conviertan en clientes.
Un abrazo.
QUE MARAVILLA…
Podrías hacer un libro sobre Venezuela… tu óptica es hermosa y profunda…
Saludos… los quiero…
Espectacular !!! Q Buena forma de celebrar tu cumpleaños !!!
Ya tenemos plan cuando regresemos de vacaciones a Vzla……..
Un abrazo, J.
Muy agradecido por tu amable referencia a Sierra Verde, estamos a la orden.
Hasta pronto. Un saludo.
Sr Gerardo Taborda, Sra Soraya, y Flia. Excelentes personas, huéspedes excepcionales, y aún mejores comensales! Esperamos tenerlos de vuelta pronto por estos predios, para nosotros fue un inmenso placer servirles nuevamente, siempre serán bienvenidos. Desde Sierraverde Posada Spa un cálido y afectuoso saludo, Atte: Chef José Luis Molina.
Muchas gracias, disfrute mucho leyendo sobre el lugar y como se sentían en ese paraíso, las fotos buenísimas tanto que me parecía estar allí. Nancy G.